Erase una vez, en un lugar lejano de donde me encuentro, en el año 1959, un hombre, un leñador, tuvo una maravillosa idea... con un tronco, un cuchillo, vidrio y lana de oveja, inventó un maravilloso juguete: el troll...oh vamos, todos hemos tenido uno en mas de alguna ocasión, uno de esos pequeños seres barrigudos, algunos con un cristal en su ombligo, sonriendo todo el tiempo y con un cabello punteagudo y de colores inimaginables, si esos amigos mios, los trolls...
Esas maravillosas criaturas que nos hicieron reir en alguna ocasión, han sido famosísimas en su tiempo y, porque no decirlo, lo siguen siendo, yo en lo personal tuve varios y aun ahora... bueno, aun ahora me gustan...
el nombre del creador de estos juguetes fue Thomas Dam, o es...no se si aun vive... si no, pues seguramente sigue vivo en cada troll que hay en algun lugar del mundo; en fin, para muchas personas los trolls traen buena suerte (si todas las cosas les salen mal, corran a buscar uno). Cabe destacar que en un principio, estas criaturas tiernas... eran de madera, pero luego ya ven, con la fama y el dinero, Thomas optó por el plastico y así nacieron los trolls tal y como los conocemos los de mi genereacion y todos aquellos que nacieron luego de 1963.
Quería revivir esto de mis botellas de recuerdos (sabia que estaba en algun lugar y por fin la encontre en un viejo estante con aroma a chicle) y quería compartirlo con quien lea esto.
Y recuerda, un troll podría estar bajo tu cama en este momento, esperando que te asomes para sonreirte eternamente.
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